domingo, 16 de agosto de 2009

Educación a distancia: un aporte para la construcción de la nueva ciudadanía

Educación a distancia: un aporte para la construcción de la nueva ciudadanía

Autor: Silvia Ana Malvassi

La construcción de la ciudadanía si bien, es un compromiso compartido de todos los actores que integran la sociedad y transciende las fronteras de las instituciones educativas todos los niveles, sean presenciales o a distancia, creo que estas últimas tiene mucho para aportar. Como dice Freire “Si es verdad que la ciudadanía no se construye apenas con la educación, también es verdad que sin ella no se construye la ciudadanía”(2003, p 25). Las palabras del autor, contundentes como siempre, nos reafirman la responsabilidad que tiene la educación como un aporte a la construcción de la ciudadanía. Responsabilidad que viene asumiendo América Latina desde hace algunos años en el compromiso de alcanzar los principios ciudadanos proclamados y apoyar en sus procesos constructivos, como una apuesta para paliar los retos globales de la exclusión, la pobreza, la multiculturalidad, problemas ambientales, injusticias en las que estamos sumergidos desde hace varias décadas.. La educación para la ciudadanía es encierra una visión de cómo debe pensarse, diseñarse y desarrollarse la formación teniendo como norte de que así se favorece a la reconstrucción y mejora de la sociedad. En este camino andado hemos encontrado y descubierto que no hay modos únicos, lineales ni excluyentes de aportar a la construcción y consolidación de la nueva ciudadanía, cada país y cada espacio educativo emprenderá el propio. Aunque podamos acordar que pensar el aprendizaje de una nueva ciudadanía: activa, intercultural, crítica, transformadora y democrática será posible a través de una enseñanza con ejercicio de ciudadanía activa, intercultural, crítica, transformadora y democrática. Aportar a la construcción de una nueva ciudadanía desde nuestro rol específico de ciudadanos de una comunidad, integrantes de redes locales, nacionales o internacionales, virtuales o no, impone asumirnos como sujetos críticos, participativos, transformadores y hacedores de nuevos entornos sociales para que los derechos y deberes no sean enunciados utópicos.

En la búsqueda de diferentes alternativas capaces de aportar a la construcción de una ciudadanía acorde a estos tiempos, cambiantes y marcados por grandes inequidades, encontramos a la educación a distancia. Esta modalidad puede considerarse una innovación educativa pionera en el terreno de equipar oportunidades formativas y ser un aporte interesante a la consolidación de uno los derechos sociales y fundamentales: el acceso a la educación. Esta modalidad se fundamenta en principios democráticos y en algunos supuestos de la educación abierta. Esto, de algún modo, la permeo de cierta flexibilidad que le permitió llegar a contextos, niveles formativos, intenciones educativas, uso de tecnologías y grupos diversos y heterogéneos. Su apertura espacial marcó el inicio de un aprendizaje sin fronteras, escenario que ha favorecido la inclusión a actividades formativas a: mujeres, personas privadas de su libertad, trabajadores en servicio, profesionales, personas con alguna incapacidad física, etc. Esta modalidad ha tenido que ser sensible en la búsqueda de estrategias que permitieran situar la enseñanza y el aprendizaje en realidades disímiles para formar individuos actuantes en diversos contextos.

En el Power se vuelcan algunas ideas, siempre inacabadas y provisorias, que intentan abrir el debate en torno a los retos que se nos presentan hoy a la hora de pensar proyectos educativos con modalidad a distancia que permitan aportar a la construcción y consolidación de la nueva ciudadanía.

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